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SUÁREZ CASTIGA AL MADRID

  • Foto del escritor: Juan Antonio Requena
    Juan Antonio Requena
  • 4 mar 2019
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 3 may 2019


El fútbol es un deporte que logra albergar todo tipo de sentimiento: felicidad, tristeza, ilusión, éxito, fracaso… pero también incluye facetas como la justicia o la guerra. En esta guerra particular entre Barcelona y Madrid, y tras lo sucedido el pasado miércoles, los azulgranas hablarán de justicia divina, mientras que los merengues partirán de injusticia. Muchas son las opiniones, pero al final el que se colocó la toga, agarró el mazo y dictó la sentencia fue Luis Suárez, que castigó al Real Madrid con tres goles en tres llegadas al área para llevar al FC Barcelona a su sexta final de Copa seguida, y en busca del quinto trofeo consecutivo.

Tras los últimos resultados del equipo, y el 1-1 de la ida, la afición madridista confiaba en que su equipo asestara un duro golpe en este Clásico, eliminando a los culés de su torneo fetiche. Sin embargo, la efectividad no es amiga de este Madrid que sigue echando de menos la figura de su goleador en las grandes citas, y que sorprendentemente sigue sin tener relevo en una plantilla en la que dos chavales, Vinicius y Reguilón, son los que tiran de un equipo que dominó en todas las facetas del juego menos en la más importante, la efectividad de cara a puerta, justo la que dominó el Barcelona.

Solari desplegó su once de gala, con Lucas ayudando a Carvajal para retener así las internadas de Dembelé y con un Kroos más cercano a Casemiro para que Modric actuara más arriba con libertad. Le salió bien la jugada al técnico argentino en la primera parte, que con una asfixiante presión arriba impedía salir a los de Valverde con el balón controlado de forma sencilla. Salió el txingurri con Sergi Roberto en el medio, escorado a la derecha, y con el 4-2-3-1 que le resolvió la papeleta en Sevilla. Sin embargo, cuando tenían el balón, los locales se embotellaban y cerraban muy bien los espacios por dentro, impidiendo jugar entre líneas. El muro que construyó Solari descolocó a los azulgranas, que no remataron a puerta en toda la primera mitad. Sin duda, los primeros 45 minutos fueron gobernados sin tapujos por el Real Madrid.



Las jugadas de peligro nacían en las botas de un insistente Vinicius, que cayó en el área en el minuto 14 tras un toque de Semedo que el arbitró murciano Sánchez Martínez no consideró suficiente para señalar la pena máxima. Volvió a tener hasta tres ocasiones en la primera mitad el joven jugador carioca: una tras un centro al área de Benzema que no logró despejar la zaga azulgrana, en la que disparó, pero Ter Stegen logró repeler en primera instancia y Rakitic terminó despejando; las otras dos jugadas las mandó lejos de la portería del arquero alemán, una de ellas al filo del descanso en un pase al área de Reguilón. Con sus 18 años, muestra desparpajo, se ofrece y encara sin temor alguno, pero ha de mejorar su disparo para ser la bandera de un equipo que sigue buscando un líder, que cree haber encontrado. Dispuso el conjunto blanco de otra ocasión más en los pies de Benzema en un mano a mano con Ter Stegen que solventó el alemán con la bota derecha. El equipo blaugrana lograba llegar al área de Keylor, pero los centros colgados no lograban encontrar destinatario. Llegó el descanso, dejando en los blancos mejores sensaciones, con el robo y contraataque como religión, mientras que en el lado contrario se mostraban respetuosos ante el rival y la situación, y titubeantes en el juego.

Arrancó la segunda mitad con los hombres de Valverde más replegados, dejando el balón para evitar los contragolpes enemigos. A pesar del peligro de esta táctica, le salió bien al técnico vasco. En el minuto 50, Jordi Alba colocó un balón al espacio a Dembelé, que entró en el área y mandó un pase de la muerte a Suárez para que el charrúa ejecutara y enviara el esférico al fondo de la portería de Keylor. El primer disparo a puerta se había saldado con el 0-1, que enmudeció al estadio, aunque lo peor estaba aún por llegar.

El conjunto de Solari se abrió y buscó un gol que lograra forzar la prórroga. Vinicius seguía empujando a los suyos, siendo una auténtica pesadilla para Semedo y Piqué durante todo el partido. Insistía el Madrid, centrando balones al área y buscando la manera de sobrepasar la malla que había tejido el Barcelona. Si hablamos de Suárez como juez ejecutor, también hay que nombrar la figura de Ter Stegen, que actuó como abogado defensor de la meta blaugrana. Tras dos soberbias atajadas en el primer asalto, en este segundo hizo acto de presencia con una monumental parada tras un cabezazo de Reguilón en el área pequeña.


Seguía el Madrid tratando de derribar el muro, y casi lo logra Vinicius en una jugada individual en la que dejó atrás a Busquets, amagó a Semedo y sentó a Piqué, aunque finalmente el lateral portugués logró despejar a córner. Cuando más cerca estaba el empate, volvió el pistolero para ejecutar de nuevo a los blancos. Contraataque del Barcelona, Semedo manda el balón al espacio a Dembelé, que entra por el costado derecho en velocidad, controla y la manda al segundo palo para que Suárez coloque el 0-2 en el marcador, a pesar de que fue Varane el que introdujo la pelota en su propia portería. Segunda llegada y segundo gol. El castigo era más que suficiente, pero el juez uruguayo quería colocar la puntilla. En el 71, a punto de encarar de nuevo la portería de Keylor, Casemiro le pisó y cometió penalti, en un acto de frustración. Leo, del que hablaremos más tarde, se lo dejó. El pistolero charrúa tenía entre ceja y ceja lo que quería desde que agarró la pelota. La colocó en el punto de penalti, efectuó su carrera particular y ejecutó de la manera más dura posible, con un tiro ´a lo panenka´ que dictaba la sentencia definitiva. El 0-3 puso punto y final a la eliminatoria 20 minutos antes de su conclusión. Tercera llegada y tercer gol, efectividad en estado puro. Ambos técnicos movieron sus equipos para dar descanso a sus figuras de cara al nuevo enfrentamiento del sábado, pero los 22 jugadores se dedicaron a dejar pasar los minutos en busca del final de un partido que estaba muerto.


El encuentro concluyó con el Bernabéu a la mitad de aforo, con un público desesperado porque en febrero siguen sin llegar los resultados. El Madrid llega a este tramo de la temporada con una única carta de la baraja, la Champions, porque La Liga parece resuelta gracias a los 9 puntos de ventaja que poseen de los azulgranas. No se mereció el Madrid el castigo que sufrió, dominó en el juego y en las ocasiones, pero en el fútbol siempre está presente ese refrán de que en el fútbol no se puede perdonar´, los blancos perdonaron y lo pagaron.



Suárez, verdugo en el enfrentamiento de Liga del 5-1 con un hac-trick, volvió a sumar ante una de sus víctimas predilectas, ya que ha necesitado solo 11 clásicos para marcar 13 goles, superando a Messi y a Cristiano. La victoria deja buenas sensaciones en Can barça, pero no han de confiarse, ya que el juego tan pobre desplegado por el equipo comienza a ser costumbre en el conjunto dirigido por Valverde. Con una final en el bolsillo, y con La Liga prácticamente en el otro, queda aún por disputar el trofeo más deseado por los culés, y para ganarlo, han de mejorar mucho la imagen mostrada en el Bernabéu, donde Leo no apareció como de costumbre. Vino atrás a recibir, trató de distribuir el juego ante la ausencia de Arthur, mandó buenos envíos a sus escuderos de ataque, pero siempre estaba muy presionado y demasiado lejos del área, donde no puede crear peligro.

El Madrid se fue de su casa herido, pero aún le queda un clásico, a expensas de que la suerte no nos depare otros dos en Champions. Ambos equipos se han enfrentado tres veces en lo que llevamos de curso, con un bagaje de un empate y dos victorias para el conjunto catalán. Aún queda por disputar el segundo partido de liga, y el fútbol ha querido que sea justo después que este. El encuentro parte con el cartel de descafeinado, pero tiene a un Real Madrid dolido, con sed de venganza y con la idea de tratar de luchar por la competición doméstica, por difícil que parezca. Sábado 20:45, Estadio Santiago Bernabéu, otro asalto más.


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